lunes, 12 de noviembre de 2012

LA GLOBALIZACIÓN


PRESENTACIÓN

Los profesionales estudiantes de la gestión del patrimonio cultural, necesitamos la información científica y  las herramientas  adecuadas para enfrentar con éxito  los retos que nos deparan la promoción, conservación y defensa del patrimonio cultural. Pienso  que lo estamos obteniendo, con esfuerzo, pero lo conseguimos; pues los docentes – unos más que otros - reúnen lo requisitos especializados para brindar una formación de calidad, esa dedicación profesional es ejemplo claro para ser cada vez mejores. 
La formación profesional de calidad es quehacer de todos los días, por tal razón necesitamos investigar temas de gravitante actualidad. Por ello, la globalización como fenómeno histórico social, analizado y desarrollado en sus múltiples dimensiones, permitirá conocerla en su devenir histórico y los efectos generados en nuestras vidas. En los momentos actuales son contadas las personas (casi nada) que se abstraen de la globalización. Ella ha penetrado en todos los rincones del orbe, a todos nos ha tocado, a todos nos afecta. En consecuencia, si no podemos soslayarla, hay que descubrir las formas para obtener provecho. 
Los defensores de  la globalización y los globofóbicos se encuentran en permanente debate; los promotores globalizadores muestran las bondades del fenómeno: comunicación en contados segundos con cualquier punto del planeta, transacciones financieras y comerciales vía Internet. Por otro lado los detractores la cuestionan como la causante de la pobreza de millones de personas de los países del tercer mundo y del enriquecimiento de las naciones del primer mundo.
El debate va a continuar, mientras tanto, utilicemos las tecnologías y los recursos financieros de la globalización para gestionar la investigación, conservación y puesta en valor de los centros históricos culturales de nuestra región y el país. 


Arql° Rolando Paredes Grados

Alumno de Maestría en Gestión

del Patrimonio Cultural UNT
(http://rolandocultura.blogspot.com/)

1. Conceptualizando

En los últimos años, la globalización se ha instalado como un concepto clave para comprender a nuestra época. Sin embargo, no hay consenso en torno a la dimensión de este fenómeno ni sobre cómo abordarlo. Hay quienes la defienden a fardo cerrado y tienden a verla como un proceso natural y generador de beneficios al que hay que dejar desarrollarse sin restricciones; están también aquellos que reconocen sus beneficios potenciales y reales, pero que están conscientes de sus limitaciones y, por lo tanto, luchan por reorientar el proceso haciéndose cargo de éste en toda su complejidad; y por último, hay quienes sólo ven en ella un artificio de los países desarrollados para defender sus intereses, que perpetúa las desigualdades y conduce a un caos generalizado. 

Sin embargo, nadie pone en duda que la globalización, de una u otra forma, nos afecta a todos. Hoy podemos comunicarnos interactivamente por correo electrónico de manera instantánea con personas u organizaciones situadas en cualquier parte del mundo, disponemos de información inmediata acerca de todo el planeta  a través de internet, consumimos habitualmente productos fabricados en las más diversas partes del mundo; nuestros compatriotas trabajan en empresas transnacionales; nos preocupa la violación de los derechos humanos, los desastres de la guerra o la devastación causada por el terrorismo en países lejanos; y acuerdos comerciales con países y regiones cercanas y lejanas tienen cada vez más efectos en nuestras vidas. Todas estas son realidades relacionadas con la globalización.

Sin embargo, como veremos, el proceso es mucho más amplio que sus dimensiones financiera, comercial y productiva. La globalización ha sido acelerada en nuestro tiempo por una revolución científica y tecnológica. Y tiene repercusiones políticas, sociales y culturales de largo alcance que es importante visualizar.

La globalización no sólo es un fenómeno complejo por el hecho de influir, de una u otra forma, en todos los ámbitos de la vida humana; sino también porque difiere profundamente en la manera que afecta a los diferentes países del globo y a distintos grupos sociales y étnicos que viven en cada uno de ellos. Por lo tanto, para comprender la globalización, es necesario acercarse a aprehenderla teniendo en cuenta los diversos planos y realidades que la condicionan y sobre los cuales –a su vez– incide, así como también considerar las respuestas particulares que por ello mismo genera.


¿Qué entendemos entonces por globalización? Para precisar el concepto conviene revisar diferentes posturas:

El Diccionario de la Real Academia Española, que incluyó la palabra en cuestión por primera vez en su edición de 2001, define globalización como la “tendencia de los mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales” (1).
En la misma línea, el Fondo Monetario Internacional (FMI) define la  globalización como “la interdependencia económica creciente del conjunto de los países del mundo, provocada por el aumento del volumen y la variedad de las transacciones transfronterizas de bienes y servicios, así como de los flujos internacionales de capitales, al tiempo que la difusión acelerada y generalizada de la tecnología” (2).
Definiciones más recientes, provenientes de la propia ciencia económica, han intentado enriquecer el concepto. Es así como para Joseph Stiglitz, la globalización es ‘la integración más estrecha de los países y los pueblos del mundo, producida por la enorme reducción de los costes de transporte y comunicación, y el desmantelamiento de las barreras artificiales a los flujos de bienes, servicios, capitales, conocimientos y (en menor grado) personas a través de las fronteras. La globalización ha sido acompañada por la creación de nuevas instituciones [y] es enérgicamente impulsada por corporaciones internacionales que mueven no sólo el capital y los bienes a través de las fronteras, sino también la tecnología” (3).
 Otras visiones del campo de las ciencias sociales e incluso de las humanidades, si bien amplían las dimensiones del fenómeno, comparten la apreciación acerca de la preeminencia de lo económico en la globalización. Es el caso de  Bernardo Subercaseaux, a quien ya mencionáramos advirtiendo acerca de los enfoques unilaterales, quien sostiene que “la globalización –o mundialización expresa una fase del capitalismo que se caracteriza por la libre circulación de flujos financieros y bienes económicos; expresa también una situación nueva en que la lógica de mercado se ha extendido a casi todo el planeta. Se trata de un proceso al que concurre un desarrollo incesante de nuevas tecnologías de comunicación e información, tecnologías que le han quebrado la mano al tiempo, al espacio y a la geografía, generando lo que algunos llaman un mercado-mundo y otros, aldea global. La globalización implica grados crecientes de comunicación e interdependencia en todos los niveles de la vida y entre todas las
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(1) Citado en Joaquín Estefanía : Hija ¿qué es la globalización? La primera revolución del siglo XXI. Editorial Aguilar. Madrid 2002, p.27
(2) Ibid, p.28
(3) Raimundo Ortega: “Un ajuste de cuentas so pretexto de la globalización”, en revista de libros N°69. Fundación Caja Madrid: Globalización, septiembre 2002, p. 3.

sociedades del planeta, lo que produce una transnacionalización inédita de los procesos históricos. En lo económico los estados nacionales han perdido soberanía; la liberalización de los mercados expone a cada país a una creciente interrelación y a efectos en cadena; en este contexto los resguardos se ejercen a través de la fortaleza de la propia economía o por la vía de bloques, pactos, mercados regionales o subregionales” (4).

Otros autores ponen el énfasis en la tecnología y sus aplicaciones económicas, así como en sus efectos en otros ámbitos de la vida social. Según José Joaquín Brunner, “desde hace un tiempo (...) el mundo ha entrado en transición hacia un nuevo sistema tecnológico, organizado en torno a la electrónica, la informática, la robótica y la biotecnología. (...) emerge una sociedad articulada por el conocimiento. La especificidad de esta mutación radica en una cada vez más estrecha conexión entre avance científico- tecnológico y su aplicación a la esfera de la producción, distribución y consumo de bienes y servicios. (...) el actual proceso ha comenzado a modificar los parámetros cruciales de la sociedad: la división y organización del trabajo, la socialización primaria y la educación, la estructura de la familia y la comunidad, el funcionamiento de las empresas y los mercados, las comunicaciones y los intercambios, las formas de participación y la política, y las propias maneras de representarnos el mundo” (5).
Las visiones centradas en lo económico o lo tecnológico, si bien apuntan a aspectos  principales de la globalización realmente existente, conducen a una concepción unilateral, limitada o  reduccionista de un fenómeno que es multidimensional, aún cuando sus diversas dimensiones han tenido un desarrollo desigual. En este sentido, podemos aplicar a la globalización estas palabras de Fernand Braudel: “La historia económica del mundo es la historia entera del mundo, pero vista desde un solo observatorio: el observatorio económico. Elegir este observatorio es privilegiar de antemano una forma de explicación unilateral y peligrosa” (6).
Jacques Le Goff coincide con el enfoque multifacético de Braudel, según el cual “en toda mundialización hay cuatro aspectos esenciales, que […] constituyen también órdenes: un aspecto económico, un aspecto social, un aspecto cultural y un aspecto político. Insiste también en el hecho de que estos órdenes, aunque son útiles para analizar el fenómeno, no funcionan y no deben considerarse por separado, sino que forman en cierto sentido un sistema y no se puede aislar la economía de los otros aspectos” (7)
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(4) Bernardo Subercaseaux: Nación y Cultura en América Latina. Diversidad cultural y globalización. Editorial LOM. Santiago
    2002, p. 10
(5) José Joaquín Brunner, Globalización Cultural y Posmodernidad; FCE. Santiago, p. 69
(6) Citado en Jacques Lo Goff. “Suerte y desgracia de las mundializaciones”, El Par{is, 24 de noviembre de 2001
(7) Citado en Ibid

Aldo Ferrer, por su parte, esboza en su conceptualización uno de los aspectos fundamentales que caracterizan al proceso de globalización: no todos los países o  sociedades viven este fenómeno de igual manera. Hay países que lideran, países que se insertan con mayor o menor éxito en ella y países –a veces regiones completas del mundo– que están prácticamente marginados o excluidos. Ferrer plantea que “la globalización refleja el impacto del cambio técnico, la acumulación de capital y las transformaciones en la producción y el comercio mundial. Pero es, al mismo tiempo, un proceso político dentro de la esfera de decisión de los estados nacionales más poderosos y de las organizaciones económicas y financieras multilaterales (OMC, FMI y Banco Mundial), en cuyo seno aquellos países tienen una influencia decisiva” (8).


Según Brunner, “el concepto de globalización procura dar cuenta de la novedad de un  capitalismo que ha extendido sus límites hasta los confines del planeta, envolviéndolo en la lógica de los mercados y las redes de información y la idea de la postmodernidad pretende expresar el estilo cultural correspondiente a esa realidad global” (9).


2. La deriva histórica de la globalización    

Como fenómeno histórico, la globalización se ha desarrollado en el tiempo. Pero, ¿cuándo comenzó el proceso y cómo se proyecta hacia el futuro? Para algunos, impresionados por los cambios en pleno desarrollo y carentes de perspectiva histórica, se trata de un fenómeno exclusivo del mundo actual. En cambio, otros comparten la visión de la globalización como un proceso de larga duración que ha atravesado y caracterizado a varias épocas históricas, aun cuando reconocen que en nuestra época ha adquirido una dimensión, fuerza y aceleración antes desconocida. Las raíces de la globalización entendida como un proceso largo, se encuentran en la tendencia a la interacción y el intercambio entre las comunidades humanas que ha estado presente desde el comienzo de la historia.
Esa tendencia se ha expresado en los grandes imperios de la Antigüedad, los contactos comerciales entre Oriente y Occidente, la llegada y el establecimiento de los europeos en América, el imperio español del siglo XVI, el imperio británico y el avance del libre comercio durante el siglo XIX, así como en el establecimiento de instituciones y normas globales tras la Segunda Guerra Mundial que, a su vez, han alcanzado mayor vigencia desde el fin de la guerra fría. 
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(8) Aldo Ferrer, De Cristóbal Colón a Internet: América Latina y globalización, FCE, Buenos Aires, 1999, p.17
(9) José Joaquín Bruner, op, cit. P.11

La globalización es un proceso ligado íntimamente al desarrollo del capitalismo como modo de producción intrínsecamente expansivo respecto de territorios, poblaciones, recursos, procesos y experiencias culturales. Desde el siglo XVI, la dinámica expansiva del naciente capitalismo europeo, asociada al nuevo espíritu intelectual y político de la época, impulsó la apertura de nuevas fronteras. El desarrollo de la ciencia y su aplicación a la producción favoreció la conquista de nuevas fuentes de materias primas y de mercados, así como el dominio político y militar de territorios y poblaciones que fueron sometidas a las principales potencias europeas.
Como un proceso de mediana duración, podemos decir que en el último tercio del siglo XIX la llamada Segunda Revolución Industrial, impulsada por el desarrollo a escala mundial de nuevos medios de transporte terrestre y naval, el surgimiento y expansión de nuevas tecnologías de comunicación, la aplicación de la energía eléctrica a la producción industrial y las nuevas técnicas de conservación de alimentos, entre otros, multiplicó las relaciones económicas internacionales. También dio un nuevo impulso a la expansión imperial global europea, a la que comenzó a sumarse Estados Unidos. Asimismo, estimuló masivos desplazamientos de población, principalmente desde Europa hacia América. Así, a los crecientes flujos de capital y de comercio se sumaron las grandes corrientes de población.
Ya en 1848, se había caracterizado este proceso, que “merced al rápido perfeccionamiento de los instrumentos de producción y al constante progreso de los medios de comunicación” (10), no haría más que intensificarse en las décadas siguientes:
“En lugar de las antiguas necesidades, satisfechas con productos nacionales, surgen necesidades nuevas, que reclaman para su satisfacción productos de los países más apartados y de los climas más diversos. En lugar del antiguo aislamiento de las regiones y naciones que se bastaban a sí mismas, se establece un intercambio universal, una interdependencia universal de las naciones. Y esto se refiere tanto a la producción material como a la producción intelectual. La producción intelectual de una nación se convierte en patrimonio común de todas. La estrechez y el exclusivismo nacionales resultan de día en día más imposibles; de las numerosas literaturas nacionales y locales se forma una literatura universal” (11).
Pero esta tendencia globalizadora ha tenido desde entonces, como suele suceder en los procesos históricos, avances y retrocesos. Mientras que la última parte del siglo XIX y la primera década del siglo XX fue un período de gran expansión del proceso globalizador; a partir de 1914 y hasta la década de 1940, éste sufrió una fuerte contracción.
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(10) Carlos Marx y Federico Engels. Manifiesto Comunista, citados por Umberto Cerroni, El Pensamiento de Marx, Ediciones del Serball, 1980, p. 192  
(11) Ibid., p. 192  

En este sentido, el período que va entre 1914 y 1945, aparece como un gran paréntesis entre dos grandes oleadas de globalización: la anteriormente descrita y la   actual, que habría comenzado tras el fin de la Segunda Guerra Mundial y se desplegaría con toda su potencia desde el término de la guerra fría. Pero en esta globalización actual, también ha habido momentos de retroceso, sobre todo cuando la economía de los países más desarrollados se ha visto en dificultades, lo que ha llevado a posturas proteccionistas y nacionalistas que han afectado negativamente a la mayor parte de los países del globo y han limitado el proceso de globalización.
Es preciso reiterar que la globalización más reciente tiene también características particulares que la distinguen. La globalización no es un hecho nuevo, pero adquiere ahora dimensiones distintas, más complejas y totales que en el pasado. En primer lugar, se asienta en una revolución tecnológica a la que se hace referencia como la era digital o la era de Internet. En segundo lugar, se distingue por la libertad ilimitada que tiene el dinero para circular en el mundo, y las millonarias transacciones de dinero que a cada minuto se realizan en las distintas partes del globo. En este sentido, cualquier agente económico puede negociar con otro desde cualquier lugar y en cualquier momento si tiene los conocimientos y los recursos necesarios para hacerlo, por lo que se ha argumentado que otra característica de la globalización actual es que la información se convierte en el recurso más valioso de esta economía global. 
Con todas sus contradicciones, es posible afirmar que durante las últimas décadas, el mundo ha experimentado un acelerado proceso de globalización, liderado por la globalización financiera y tecnológica. Es eso lo que subyace tras las afirmaciones de que vivimos en la era de la globalización y de que ésta sería el fenómeno decisivo del mundo actual, que definiría al período abierto hacia el siglo XXI, tal como la guerra fría habría definido al período anterior de la historia mundial.
El derrumbe de la Unión Soviética y de lo que representaba simbólicamente como alternativa al capitalismo y a la democracia pluralista, hizo pensar a muchos que esta época se caracterizaría por el despliegue por el mundo, sin mayores tropiezos, de las fuerzas en armonía del mercado y de la democracia. Esa imagen de nuestra época y de la globalización fue la difundida por Francis Fukuyama en su artículo “El fin de la historia” de 1989.
Esa visión se fue derrumbando, a su vez, a lo largo de la década de los noventa, por el ascenso de fundamentalismos religiosos y nacionalistas, por la desigual fortuna de pueblos y de grupos a escala global y al interior de las naciones, y por la evidencia de la falacia de la identidad entre mercado y democracia.

3. Problemas de la globalización

La intensificación de los intercambios internacionales comerciales y financieros de las últimas décadas, ha impulsado el crecimiento de la economía mundial en su conjunto. Por eso, se afirma que el proceso de globalización ha aportado múltiples beneficios a cientos de millones de personas que han mejorado sustancialmente su calidad de vida.
Sin embargo, estos beneficios se han repartido de modo extremadamente desigual. Asimismo, en el marco de la globalización no se ha logrado resolver graves problemas como la pobreza y las desigualdades, el desempleo y el subempleo, la dependencia de los países más débiles de los poderes financieros internacionales, ni se ha logrado evitar que las grandes potencias económicas, como Estados Unidos y  la Unión Europea, continúen ejerciendo prácticas proteccionistas para preservar los intereses de sus productores.
Hasta ahora, hemos establecido que la globalización es un fenómeno que nos afecta a todos de uno u otro modo. Hoy observamos como muchos países en vías de desarrollo buscan integrarse con mayor éxito a esta dinámica globalizadora y adecuarse al marco que ella exige. Pero, ¿enfrentamos todos los países este desafío en igualdad de condiciones? ¿Quiénes son los que establecen las reglas del juego? ¿Existen globalizadores y globalizados?
A la primera pregunta habría que contestar con un rotundo no, pues la globalización está enmarcada en un sistema de reglas establecido por los centros de poder mundial y por los organismos internacionales asociados a ellos o en los que al menos ejercen una directa influencia, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.  Basta ver como en un análisis de esta realidad global, desde el punto de vista económico, los países desarrollados venden sus productos en todos los mercados, pero a la hora de ser los países en  vías de desarrollo los que van a entrar a los mercados europeos o norteamericano, estos protegen sus mercados en productos que consideran sensibles, como los agrícolas, textiles y el acero. Por otra parte, al convertirse en polos de atracción, los países desarrollados han aumentado progresivamente las restricciones a las migraciones internacionales de personas.
En este sentido, la globalización es “selectiva y abarca las esferas en donde predominan los intereses de los países más poderosos” (12), reflejando el sistema de poder que prevalece en las relaciones internacionales.
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(12) Citado en Estefanía, op. cit., p.74

Uno de los problemas más evidentes que acompañan el proceso de globalización, es la inequidad con que sus beneficios se distribuyen a lo largo del planeta: un grupo de países concentra la mayor parte de esos beneficios, con lo que sigue aumentando la brecha existente entre países ricos y países pobres; por otra parte, al interior de los países en vías de desarrollo, la distancia entre los más ricos y los más pobres ha crecido peligrosamente debido a la inexistencia o debilidad de las políticas redistributivas.
Según Ignasi Carreras, director de Intermón, una de las  organizaciones no gubernamentales (ONGs) más influyentes del mundo, “una buena parte de la humanidad, entre el 50 y el 75%, es perdedora en este proceso de globalización, y pierde porque en sí ya genera una serie de desigualdades; pero, sobre todo, agudiza las causas estructurales de la pobreza, de la injusticia, y beneficia a los que tienen más poder, sobre todo, más poder económico” (13).
Los países considerados pobres – con ingreso medio por habitante inferior a un dólar diario-, que reúnen a casi la mitad de la población mundial, captan apenas el 7% del producto mundial, mientras que los países ricos, que representan alrededor del 8% de la población mundial, concentran casi 70% del producto del mundo y 80% del comercio mundial. Además, los grandes desniveles educativos, técnicos, de bienestar y productivos contribuyen también a explicar estas agudas y crecientes diferencias (14).
Por otra parte, también se ha observado una diferenciación en el nivel de desarrollo entre los propios países del antes llamado  Tercer Mundo. Las economías de India y China, junto a las del Sudeste Asiático, Europa Oriental y algunas de América Latina –como México, Brasil y Chile- están lejos de alcanzar el nivel de los países desarrollados, pero también se han alejado progresivamente del nivel que alcanzan los países más pobres del mundo, como los del África Subsahariana, junto a otros países asiáticos, del Maghreb y de América Latina.
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(13) Citado en Estefanía, op, cit., p. 74 
(14) En Programa Laboral de Desarrollo. Perú, WWW.Plades Org.pe/círculos/sesiones/lectura_6ideas_falsas_sesión4.htm

Joseph Stiglitz, actualmente uno de los más destacados críticos de la globalización realmente existente, reconoce en el primer capítulo de su libro El malestar en la globalización, que ésta “ha proporcionado ventajas: la apertura del comercio internacional ayudó a muchos países a crecer más rápidamente; ha reducido el aislamiento y ha brindado a muchas personas de esas naciones el acceso a conocimientos que jamás hubieran obtenido, amén de alargarles una vida más digna; la ayuda exterior, por su parte, ha beneficiado a millones de personas y las empresas extranjeras han aportado nuevas tecnologías, acceso a otros mercados y competido con las frecuentemente ineficaces y corruptas empresas públicas nacionales” (15).

En este sentido, a pesar de los avances de la modernidad como el desarrollo de la ciencia, los avances tecnológicos y el aumento de la productividad, millones de personas que podrían sobrevivir, mueren cada año por pobreza y desnutrición, por no tener acceso a agua potable, por falta de inmunización o por las carencias de los servicios de salud, sin contar las miles de personas que mueren producto de los conflictos políticos o étnicos entre países o al interior de ellos. Por eso, si bien es importante expandir la demanda, la producción y el empleo en todos los países para ampliar las fronteras de la globalización, también se requiere de la solidaridad, la cooperación internacional y de un trabajo conjunto para resolver los graves problemas del orden mundial actual que no se resolverán por sí mismos aún con un crecimiento sostenido de los países más pobres.

4. La brecha digital y el problema del conocimiento

La globalización abre innumerables puertas para utilizar las nuevas tecnologías a favor del crecimiento de los intercambios comerciales, la ampliación de los mercados y la posibilidad de realizar transacciones y ofrecer servicios a través del globo. No obstante, para acceder a estas oportunidades es necesario contar con la tecnología; pero,  además, saber utilizarla. Esto hace que el conocimiento y la información se tornen imprescindibles y sean el producto más valioso en este proceso globalizador.
Sin embargo, hay una gran desigualdad en las posibilidades que existen entre las personas para acceder a la información, al conocimiento y a la educación. Este fenómeno se ha 
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(15) Raimundo Ortega, “Un ajuste de cuentas sopretexto de la globalización” en Revista de Libros N° 69, Fundación Caja Madrid: Septiembre 2002, p. 4

denominado la brecha digital, que en otras palabras, es la separación que existe entre las personas, comunidades y países que utilizan las Nuevas Tecnologías de la Información (NTI) (TIC en el Perú) como una parte de su vida diaria y aquellas que no tienen acceso a las mismas o que no saben utilizarlas. 
Esta brecha digital no es exclusivamente un problema tecnológico, sino que va asociado directamente a factores socioeconómicos y de poder. El antiguo Tercer Mundo se enfrenta a muchos problemas a medida que busca unirse a la revolución digital: una infraestructura pobre, grandes deficiencias en educación y falta de capacidad para innovar en los campos de la alta tecnología.
Pero esta brecha digital no se produce sólo entre países. Los computadores, Internet  y el correo electrónico han ampliado, al interior de las sociedades, el foso que separa a los ciudadanos que manejan las tecnologías computacionales de los que no lo hacen, a los alfabetos de los analfabetos informáticos.

5. Tensiones entre la cultura global y las culturas históricas

La globalización de la economía y la revolución de las comunicaciones han estado vinculadas también a una globalización en el ámbito cultural. El fenómeno de la interacción entre las culturas no es nuevo. Históricamente, las distintas comunidades humanas han construido sus culturas e identidades –locales, nacionales o regionales– en contacto con otras culturas, a través del comercio, migraciones o conquistas. 
Sin embargo, el continuo proceso de interacción cultural que ha acompañado a la historia de la humanidad, ha adquirido en nuestra época nuevas características. Las culturas históricas han sido y continúan siendo sometidas a una influencia sistemática, masiva e inmediata de lo que aparece como una cultura global. Esta influencia es ejercida por industrias culturales transnacionales y por los medios de comunicación que inciden poderosamente sobre las personas, sus ideologías y mentalidades.
Las tensiones entre esa cultura global y las culturas históricas son el resultado de la tendencia del proceso de globalización a imponer pautas sociales, culturales y políticas que muchas veces entran en contradicción con las costumbres, tradiciones o visiones del mundo predominantes en ciertas culturas o pueblos, y que despiertan en ellos por lo tanto, sentimientos de rechazo frente a lo que consideran un peligro para la conservación de sus identidades.

En este sentido, es preciso advertir que no existe una oposición necesaria ni absoluta entre lo que llamamos una cultura global, por una parte, y las que llamamos culturas históricas, por la otra. Las culturas son formaciones históricas y, como tales, sujetas a la transformación permanente a partir de la interacción entre sus dinámicas internas y el contacto con otras culturas. Toda la historia de la humanidad lo demuestra. Pensemos sólo que ideas que hoy suelen considerarse esenciales en la cultura occidental, como la democracia y el pluralismo, no tuvieron expresión en sus instituciones hasta la época contemporánea. Pensemos también que nociones acerca de la dignidad humana, sobre la cual se han construido las actuales ideas universales en torno a los derechos humanos, existen en todas las civilizaciones y religiones (16).
Ahora bien, este intercambio cultural no es equilibrado. Son los países conductores de la economía mundial quienes controlan las comunicaciones internacionales y, por lo tanto, son ellos los que con mayor fuerza imponen sus pautas culturales y dirigen el flujo cultural hacia el resto del mundo.
Muchos ven en la globalización, un ataque a la diversidad e identidad cultural. Segmentos enteros de diversas culturas sienten que sus historias irrepetibles y los valores que rigen sus comunidades están siendo pisoteados por las empresas y organizaciones globales. Ellos perciben una pérdida de coherencia y de significado en un mundo cada día más dominado por la producción cultural, las marcas, los logotipos  y los tipos de vida corporativos (17).
No obstante, la globalización de la cultura es un proceso multifacético que no puede ser asimilado a una occidentalización pura y dura. En este marco, se pueden distinguir cuatro grandes posturas frente al proceso de globalización cultural: 
• Quienes plantean que el mundo se encamina o debe orientarse hacia una coexistencia armoniosa entre las culturas y las civilizaciones, donde cada cual conservará y aportará sus rasgos distintivos sobre la base del  multiculturalismo; 
• Otros para los que la globalización favorece y debe impulsar aún más el mestizaje o la hibridación de las culturas y de las personas, con varias combinaciones, síntesis de tradiciones y modernidad, e identidades múltiples;
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(16) Cfr. Jeanne Hersch (dir.): El derecho de ser hombre (Antología), Ediciones Sígueme (Salamanca)UNESCO(Paris) Colsubsidio (Bogotá), 1973
(17) Cfr. Eugenio Lahera (redactor): “América Latina y el Caribe en la globalización”. Aporte Interdivisional al documento de la Cepal para la reunión de la Comisión en Brasil, en abril de 2002

• Quienes postulan que la globalización realmente existente está arrasando y arrasará todavía más con las diferencias culturales, imponiendo las pautas occidentales o reemplazando los valores tradicionales por el vacío cultural del capitalismo global; 
• Quienes sostienen que el mundo se dirige hacia un choque de civilizaciones o hacia una forma de guerra cultural, a partir de la resistencia de las culturas históricas a la globalización cultural.
En este sentido, podríamos decir que cada una de esas posturas encuentra algún asidero en una globalización cultural que tiene varias caras y que oscila entre las tendencias a la homogeneización y las tendencias a la diferenciación. Esto nos lleva a preguntarnos ¿conducirá la homogeneización a la muerte de las diversidades y las culturas, o por el contrario, el intercambio y los encuentros, permitirán una variedad de manifestaciones culturales al ser enriquecidas por los miles de intercambios entre civilizaciones? ¿O estaremos  en la génesis de fuertes choques de xenofobia, racismo, luchas entre culturas y destrucción de naciones? (18).
En relación a la homogeneización, en la actualidad muchas cosas posibilitan que las personas nos sintamos parte de una misma comunidad global, pues las nuevas tecnologías han acortado las distancias abriendo la posibilidad que nos interconectemos instantáneamente con cualquier parte del mundo; y los medios masivos como la televisión y el cine promueven modas, pautas de conducta, ritmos, valores –en definitiva, formas de ver el mundo–, que se reproducen a escala mundial.
Uno de los aspectos que mejor refleja este proceso es la creciente tendencia al monolingüismo en las élites globalizadas, en la que el idioma inglés se ha impuesto como una necesidad, puesto que condiciona las posibilidades de usar la tecnología, acceder a la información y realizar transacciones comerciales. Asimismo, es la lengua que circula en las nuevas fronteras del conocimiento, así como predomina ampliamente en internet.
Los más optimistas creen que la globalización, con el consiguiente intercambio de experiencias e informaciones sin ninguna barrera y en virtud de la revolución en las comunicaciones, fortalecerá la diversidad y las minorías podrán expresar libremente sus diferencias.
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(18) Cfr. Claudio Rama, Representante UNESCO en encuentro Latinoamericano y Caribeño sobre el Diálogo de las Civilizaciones, 16 de noviembre de 2001, en http/WWW.analitica.com

6.  La antiglobalización 
Basándonos en una categorización propuesta por Joaquín Estefanía, podemos reconocer cinco grandes modos de relacionarse con la globalización (19):
1. El primer grupo estaría formado por aquellos que creen que la globalización realmente existente sólo tiene efectos positivos y universales. Para estos neoliberales puros, la globalización es un fenómeno natural al que hay que dejar desarrollarse eliminando todas las trabas posibles.
2. Un segundo grupo estaría compuesto por quienes cuestionan los defectos más evidentes de la globalización; pero niegan o minimizan el carácter estructural de problemas asociados a la globalización, como la inequidad con que se distribuyen sus beneficios, el aumento de la brecha entre ricos y pobres, las prácticas abusivas de las principales economías que profundizan la marginación del Tercer Mundo, entre otros. 
3. El tercer grupo estaría formado por  aquellos que postulan un espacio para la política en la globalización y que no todo puede dejarse en manos del mercado. Plantean que la actual globalización, principalmente económica y financiera, debe estar acompañada de una real globalización de los derechos humanos – civiles, políticos, económicos y sociales -. Son aquellos que buscan una globalización alternativa a partir de la acción de los estados y las organizaciones multilaterales. 
4. El cuarto grupo lo conforman sectores más radicales que quieren transformar cualitativamente el actual sistema de economía de mercado y, en esa perspectiva, postulan la movilización de la ciudadanía por una globalización alternativa bajo la consigna de “otro mundo es posible”. Están contra el sistema pero actúan en el marco de la legalidad, con la intención de alcanzar sus objetivos a través de las ideas y la propuesta de alternativas. Forman parte de lo que se conoce como movimientos antiglobalización, por su rechazo a la globalización realmente existente.
5. En el último sector se encuentran distintos grupos que resisten la globalización, utilizando incluso la violencia como medio para destruir el actual orden global y sustituirlo por otro que, en la mayoría de los casos, no está definido con claridad.
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(19) Joaquín Estefanía, op. cit., pp. 87 - 89
En general, cuando se habla de los globofóbicos o se busca definir quienes constituyen el movimiento antiglobalización, se hace referencia al cuarto de los grupos  anteriormente descritos. El llamado movimiento antiglobalización es un movimiento nuevo y heterogéneo, formado por organizaciones no gubernamentales, agrupaciones diversas y ciudadanos particulares. En él convergen diversas tendencias, ideologías y motivaciones, unidos por un sentimiento común de malestar y voluntad de cambio.
Resulta quizás paradójico, pero este movimiento está formado mayormente por ciudadanos de los países más ricos que defienden los derechos y las oportunidades de los países del Sur, e intentan despertar conciencia sobre el hecho que una gran parte del mundo está quedando marginado sino excluido de los beneficios de este proceso de globalización.  
Sus consignas reflejan la heterogeneidad del movimiento. Tienen cuatro grandes NO como base:
• NO a los programas del FMI y del BM, que perjudican a los más pobres.
• NO a la contaminación, motivada por un modelo de desarrollo incontrolado
• NO al pago de la deuda externa, que impide crecer a los países afectados 
• NO a la falta de transparencia de instituciones como la OMC (20).
Los partidarios de una globalización alternativa o antiglobalizadores se manifiestan en contra de las reuniones de la OMC, el FMI, el Banco Mundial o el G- 8 porque consideran inaceptable que en ellas se defina el destino de los siete mil millones de personas que habitan el mundo, priorizan diversos temas en sus agendas. Entre éstos, se destacan:
• la regulación de los flujos internacionales de capitales para disminuir la volatilidad de las economías frente a los especuladores financieros globales, así como frente a estampidas bursátiles; 
• la condonación de la deuda externa a los países menos desarrollados que se encuentran agobiados por el pago de ésta, argumentando que esta medida no afectaría mayormente a los países desarrollados y que, en cambio, permitiría a los países deudores impulsar medidas para fomentar el desarrollo y acabar con la pobreza;
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(20) Ibid., p. 74

• una acción global para detener la epidemia de SIDA; 
• acuerdos que reviertan la degradación del medio ambiente;
• medidas contra el tráfico de armas;
• la erradicación del trabajo infantil;
• la internacionalización de la justicia para que ningún individuo, régimen o país quede inerme ante las violaciones de los derechos humanos.
En cada uno de esos ámbitos, denuncian que la globalización actual es una globalización mutilada, al dejar fuera a la ciudadanía. En consecuencia, impulsan el empoderamiento  de la ciudadanía en estas materias, tanto al interior de los estados, como en los niveles regionales y globales.
Por supuesto, este movimiento también tiene detractores. En una abierta crítica al movimiento, el escritor Mario Vargas Llosa plantea:
“(…) ¿Qué puede haber de común entre los ecologistas que piden políticas más radicales en la protección del medio ambiente y los iracundos del Bloque Negro que devastan los comercios e incendian automóviles? ¿Qué entre los prehistóricos estalinistas y los antediluvianos ultranacionalistas? ¿O entre las pacíficas e idealistas ONGs a las que moviliza el deseo de que los países ricos condonen la deuda de los países pobres o aumenten la ayuda para la lucha contra el sida y los grupúsculos y bandas de extrema derecha o de extrema izquierda, tipo ETA, que concurren a esas demostraciones por razones de autopromoción? (…) Es sin duda cierto que este archipiélago de contradicciones comparte una vaga animadversión al sistema democrático, al que, por ignorancia, moda, sectarismo ideológico o necedad, hace responsable de todos los males que padece la humanidad. Con este linfático sentimiento de malestar o rebeldía, se puede impulsar grandes espectáculos colectivos, pero no elaborar una propuesta seria y realista para cambiar el mundo” (21).
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(21) Caretas, N° 1682, 9 de agosto de 2001 en WWW. caretas.com

7. Diversidad cultural y migraciones
El término cultura se usa en la antropología para referirse a todas las creaciones materiales, intelectuales y espirituales elaboradas y usadas por las personas, del mundo, de una región de éste o de un lugar determinado. Por eso, es posible hablar tanto de una cultura global o universal, como de la cultura de una vasta área geográfica, de un país o de una localidad.  En este sentido, no existen ni pueblos sin cultura ni pueblos con sólo una cultura inherente. 
La cultura incluye todas las expresiones de la creatividad humana, tales como el lenguaje, las creencias, las costumbres, las organizaciones e instituciones, y todo tipo de creaciones, desde las manifestaciones espirituales como el arte hasta la tecnología. La particularidad de estas manifestaciones es lo que da valor, calidad y singularidad humana a los diversos y numerosos grupos humanos que habitan en el planeta.
En este sentido, uno de los grandes retos del proceso de globalización es abordar de una manera constructiva la diversidad cultural. Cada vez se hace más evidente la necesidad de fomentar el diálogo intercultural y avanzar en la búsqueda de valores compartidos, con respeto y tolerancia a la diversidad.
Las culturas locales y las identidades nacionales siempre han sido construcciones basadas en intercambios, migraciones y conquistas. Es por eso que las culturas “puras” y completamente nacionales no existen. De hecho, a través de toda la historia han existido movimientos migratorios masivos –pacíficos y violentos- motivados por las más diferentes razones. Tal es el caso de los grandes movimientos de población desde el Asia Central hacia Europa en la Antigüedad y la Edad Media, así como de los producidos desde el siglo XVI tras la llegada a América de los europeos; o de la salida de millones de personas del Viejo Continente hacia el Nuevo durante las últimas décadas del siglo XIX y las primeras  del siglo XX; o las ocurridas en las últimas décadas del siglo XX desde América Latina hacia Europa, Asia y EE.UU.
Ahora bien, la explosión demográfica de la que fue protagonista el siglo XX y la desigual distribución y desarrollo de la población acentuó con mayor fuerza la relevancia de los movimientos migratorios. En la actualidad, los países industrializados, que producen alrededor del 78% de los bienes y servicios del planeta, concentran sólo un 26% de la población y han alcanzado lo que se denomina una estabilidad demográfica (tasa de crecimiento inferior al0,3% anual). En contraste, los países periféricos tienen tasas de crecimiento poblacional muy superiores frente a niveles de desarrollo inferiores. 
En este sentido, los desequilibrios entre los países ricos con una población estable y los países pobres densamente poblados han provocado un extraordinario flujo migratorio hacia las áreas más desarrolladas, principalmente hacia Europa y Estados Unidos. Así, las migraciones han pasado a ser también un aspecto importante de la globalización.  

No obstante, este masivo desplazamiento de personas que buscan mejorar sus perspectivas de vida, presenta problemáticas complejas. Si bien, proporciona mano de obra a los países desarrollados, sobre todo, para realizar aquellas tareas más duras o mal remuneradas que sus ciudadanos rechazan; la difícil integración de los inmigrantes en la cultura y modos de vida de los países desarrollados y el auge de movimientos xenófobos son la otra cara de este fenómeno. A ello se suma, el efecto que produce la inmigración ilegal para los inmigrantes legalmente establecidos y la proliferación de mafias que realizan verdaderos tráficos de seres humanos.
Aun cuando la migración ha sido abordada como un problema principalmente desde el punto de vista de las identidades y del encuentro entre culturas, es evidente que –como hemos podido apreciar– el fenómeno tiene una dimensión socioeconómica que no es posible obviar.
Así lo plantea Adela Cortina:
“Sin embargo, y aun concediendo toda la importancia que pueda tener a la diferencia cultural, quisiera dejar constancia de que los grandes conflictos y las dificultades de construir tanto una ciudadanía política como una ciudadanía multicultural siguen teniendo también en su raíz, y con gran fuerza, las desigualdades económicas y sociales. A pesar del empeño por asegurar que los grandes problemas sociales son hoy el racismo y la xenofobia, sigue siendo cierto que el mayor de ellos es la aporafobia, el odio al pobre, al débil, al menesteroso. No son los extranjeros sin más, los diferentes (que somos todos), los que despiertan animadversión, sino los débiles, los pobres” (22).
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(22) Adela Cotrina, Ciudadanos del mundo. Hacia una teoría de la ciudadanía. Alianza Editorial, Madrid, 1997, p. 264


http://mitayero.blogspot.com/

EL IMPACTO DE LA GLOBALIZACIÓN; VENTAJAS Y DESVENTAJAS.


CRUZ Ilder; 
Guillermo GAYOSO;
Rolando PAREDES; (http://rolandocultura.blogspot.com/)
Delicia, REGALADO;
VARGAS Denis.

RESUMEN

La globalización es la interdependencia económica y política en el mundo, donde el comercio internacional de mercancías, servicios y flujos de capital aumentan incesantes en pos de una mayor rentabilidad del uso de los recursos. Sin embargo, este proceso, no genera una uniformidad de oportunidades en todas las naciones y por lo contrario; incrementa notablemente el riesgo en los países en desarrollo.

ABSTRAC

Currently, globalization appears as an economic and political interdependence system, in which international trade of goods, services and capital increases incessantly toward a more profitable use of resources. However, this process does not generate a uniformity of opportunities in all nations; on the contrary, it augments notably the risk of economical failure and social unrest in developing countries.

PALABRAS CLAVES: GLOBALIZACIÓN, ECONOMIA, TECNOLOGIA, EDUCACION, MEDIO AMBIENTE, SALUD, CULTURA.
KEY WORDS: GLOBALIZATION, ECONOMICS, TECHNOLOGY, EDUCATION, ENVIRONMENT, HEALTH, CULTURE.

INTRODUCCIÓN

La globalización es la internacionalización del capital o simplemente del capitalismo. Es equivalente a interdependencia económica cuya principal consecuencia ha sido la implantación de las formas sociales de producción capitalista en las naciones y su incorporación al mercado mundial.
Por lo tanto, la globalización, impacta a la comunidad internacional en lo económico, político, tecnológico, medioambiente, salud, cultura, comunicación, entre otros, de manera desigual alejándose del precepto de un mundo homogéneo y con equidad.

LOS EFECTOS DE LA GLOBALIZACIÓN.

La libertad ilimitada que tiene el dinero para circular en el mundo, y la accesibilidad a grandes transacciones de dinero que a cada instante se realizan en las distintas partes del globo. En este sentido, cualquier agente económico puede negociar con otro desde cualquier lugar y en cualquier momento si tiene los conocimientos y los recursos necesarios para hacerlo.
De igual manera, el acceso a los mercados de países industrializados y la promoción de sus exportaciones por parte de países en desarrollo, mejoran las condiciones de oferta en los países en desarrollo. Esto genera la movilidad en el trabajo, incrementando los porcentajes de trabajadores extranjeros en filiales de empresas extranjeras. El ejemplo del desarrollo del software fue modelo basado en el préstamo de especialistas a empresas en los países industrializados.
Por otro lado, la globalización hace que se absorba tecnología extranjera que fomenta el crecimiento económico y el desarrollo progresivo de los instrumentos y medios de transporte y comunicación.
En la Educación, permite la capacitación especializada a través del internet y el uso de herramientas que facilitan la enseñanza- aprendizaje.
De otro lado, la educación se ve fortalecida por convenios de universidades nacionales con extranjeras para el intercambio académico.
En cuanto al medio ambiente, se promueve la participación e interés de los organismos nacionales e internacionales, en la protección como medio para llegar al desarrollo sostenible y la aplicación de nuevas tecnologías para la obtención de energía para el mejoramiento de la calidad de vida y su protección.
Los medios de comunicación, constituyen los instrumentos principales para la prevención de epidemias, alertando a toda la población mundial, la manera de prevenir estas enfermedades y que acciones tomar. Asimismo, la diseminación de
herramientas (vacunas, medicamentos e intervenciones médicas), ya comprobadas en el campo de la salud, las cuales deben transferirse desde el mundo desarrollado a los países en desarrollo.
La globalización en el campo de la cultura permite la eliminación de diferencias étnicas y la difusión de la diversidad de patrones culturales.
Asimismo, la globalización no ha logrado resolver graves problemas como la pobreza y las desigualdades, el desempleo y el subempleo, la dependencia de los países más débiles de los poderes financieros internacionales, ni se ha logrado evitar que las grandes potencias económicas, como Estados Unidos y la Unión Europea, continúen ejerciendo prácticas proteccionistas para preservar los intereses de sus productores, influyendo en la pérdida de soberanía de los estados nacionales, con la liberalización de los mercados y sus implicancias de estos potencias industrializadas con inversiones en países en desarrollo por menor costo de producción, generando la dependencia de los poderes financieros internacionales dictaminados por instituciones proteccionistas como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
Asimismo, las tecnologías de la Información y la Comunicación generan una globalización cultural provocando la perdida de identidades culturales. Por otro lado, existe tecnología que contamina y destruye ecosistemas; otras que propician el consumismo.
En la Educación, se ha configurada una competitividad desigual en el campo laboral producto de una masificación de la educación privada, generando mayor egreso de alumnado con baja calidad académica.
La aplicación de modelos curriculares foráneos, incongruentes a realidad local, ha producido una inadaptabilidad de la aplicación del conocimiento en el medio.
El aumento desmedido de la explotación de los recursos naturales ha traído como consecuencia efectos colaterales, implicados en la desaparición de ecosistemas generados por el aumento desmedido del consumismo.
La salud mundial ha sido expuesta peligrosamente por el aumento de los viajes globales permite que sea más fácil la rápida propagación de los agentes patógenos en todo el mundo, sumándose a ello el Incremento de la población
urbana, producto del hacinamiento urbano en torno al saturado contexto industrial. En lo cultural, la globalización ha traído consigo la pérdida de identidad nacional y de valores culturales.

CONCLUSIONES.

1. Para los países en vías de desarrollo, la globalización les presenta oportunidades y riesgos, como la presión competitivas sobre los mercados nacionales pero también ventajas de exportación.
2.- la globalización es un proceso complejo que varia según la rama económica y la región, pero que las ventajas competitivas locales continúan siendo esenciales.
3.- La globalización, ha cumplido un rol muy importante en el desarrollo de los estados, pero esta debe ser implementada, sin perder nuestras identidades particulares de países.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.

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Ianni, Octavio (1998). “Teorías de la globalización”. Ed. Siglo XXI; 3° edición. México.
Ribas Ozonas, Bartolomé (2006). Europa y la globalización de la sanidad. Instituto de España. Real Academia Nacional de Farmacia. España.